Deudas impagables: la externa y la interna

“La derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta.”  Eduardo Galeano

Dos deudas impagables, a corto plazo, tiene el país: la externa y la interna. Las dos están encadenadas a la pata del sistema mundial. No se escucha el ruido de rotas cadenas, ni se ve el trono de la noble igualdad.

Los laureles, que supimos conseguir, dejaron de ser eternos y los que juraron morir con Gloria, la dejaron abandonada y sedienta en el desierto, librada a su suerte.

El Himno que cantamos, con tanta pasión, incluye la simbólica frase: ¡Al gran pueblo argentino Salud! Paradoja en un momento en que parte de la política milita la enfermedad, sin remordimiento.

Es el sector que pregona el orden, la República y la democracia considerando que esas consignas pasan por la humillación de las mayorías, la descalificación de los pobres, la manipulación de la justicia para que sea injusta y la desvalorización del hambre para que sea hambriento. Lo describió bien, muchos años atrás, el escritor Eduardo Galeano.

Cuando necesiten el agua, van a prohibir la sed, decía Galeano. Hoy, pienso que faltaría agregar “cuando necesiten la muerte, van a prohibir la salud”.

Cuesta entender, desde la razonabilidad y el costado humano, la pesadilla que estamos viviendo. Puede decir, repetir hasta el cansancio “es un fenómeno mundial”. También es un fenómeno argentino. ¿Qué persona con cierto grado de inteligencia o sentido común puede aplaudir las barbaridades que dicen unos pocos dirigentes o empresarios que desean ver al país postrado y en llamas?

Pienso que la mayoría está preocupada por cosas más importantes, que los delirios de unos cuantos privilegiados, responsables además de la mayoría de los problemas actuales agravados por una pandemia no esperada, ni imaginada.

Es doloroso observar el camino que han elegido ciertos personajes que han jurado, varias veces, por “Dios y por la Patria” desempeñar lealmente su mandato. Tal vez deberían haber jurado por el “Mercado y por la Plata”.

Tenemos 40% de pobres, dos mil quinientos muertos por Covid en cinco días, aumento de precios todas las semanas, presiones sobre el dólar, ingresos en el subsuelo, un alto porcentaje de la sociedad endeudado con el sistema financiero. En este contexto, un minúsculo grupo multimillonario se niega a pagar el aporte solidario, un multimedio se niega a respetar la ley y congelar la tarifa y los formadores de precios siguen su danza macabra para acumular mayores riquezas.

¿Quién puede dar soluciones ante tamaña insensibilidad de los codiciosos, que son minoría, pero tienen el poder real?

Una verdadera encrucijada, sin el apoyo de todos los espectros de la política. Derecha, izquierda, centro, epicentro, son palabras vacías de contenido si los dirigentes carecen de vocación de servicio y de amor a su país y a sus habitantes.

No hay que darle tantas vueltas al asunto. O estás a favor del país, o estás en contra. O estás a favor de la vida, o estás en contra. O estás a favor de la equidad, o estás en contra.

Es una cuestión de humanidad. Ser humano o no ser humano. La gran pregunta. La pregunta del billón enviado a los paraísos fiscales para enviar a millones al infierno.

Las prioridades del gobierno

Antes de salir de gira rumbo a Europa, el pasado 7 de mayo, el presidente de la Nación Alberto Fernández dio uno de los discursos más interesantes de su gestión. Con vehemencia, sin abandonar su estilo calmo, puso en escena la necesidad de atender, prioritariamente, al 40% de la población que está en situación de pobreza.

“Cada vez que la economía crece empieza la lucha por ver quién se lleva la mayor tajada. Yo celebro que se exporte más carne y a mejores precios, pero no celebro que paguemos acá la carne como en Francia.” La desigualdad en la distribución de la riqueza fue uno de los ejes de la exposición del mandatario nacional, rodeado por sus principales colaboradores en materia social y económica.

El ataque constante de los sectores más poderosos, en sintonía con una parte de la justicia, disparó la reacción de las principales figuras del Frente de Todos.

“La puja sectorial tiene que encontrar un límite. Pensemos en los que más necesitan. Si no, todos los esfuerzos que hace el Estado para asistir al 40% que la está pasando peor terminan en los bolsillos de los poderosos”, precisó en uno de los tramos de su alocución el pasado viernes 7.

Sin duda, el papel del Estado ha sido fundamental para enfrentar la crisis económica y la pesadilla de la pandemia. No todos los representantes políticos han tenido un comportamiento ético y maduro en este proceso de gravedad que está atravesando el mundo.

Al gobierno le toca lidiar con una dirigencia opositora irresponsable y encasillada en un papel destructor de las políticas que lleva adelante la Nación. El presidente no dejó pasar la oportunidad para increpar a los empresarios que no hacen el mínimo esfuerzo para colaborar en un contexto tan delicado para el país.

Alberto fue directo al nudo de la cuestión.

“El estado puede analizar el impacto de una rebaja en el IVA –como había propuesto poco antes el presidente de la la Confederación de Empresarios de las industrias de la alimentación (Copal), Daniel Funes de Rioja–, pero eso sería otro aporte del Estado. ¿Cuál es el aporte que harían los empresarios?

¿El aporte lo tiene que hacer todo el Estado, con un Estado degradado que nos dejaron?”.

“A cada uno de los que pagó, porque en un momento de emergencia ellos fueron solidarios y los argentinos debemos tener gratitud con esos que acumularon riqueza trabajando, produciendo, heredando, lo que sea, pero cuando le pedimos un esfuerzo hicieron el esfuerzo. También debemos lamentar el egoísmo de otros que dicen, con esta realidad, en esta situación, ‘no me toquen un centavo’, cuando en verdad acumulan muchísimos centavos”.

Fue claro el presidente. Y la oposición volvió al ataque, es la única estrategia que tienen.

Estar en contra de todo.

“Una buena gira”

Alberto regresó de Europa “satisfecho”. Necesita el apoyo internacional para equilibrar, mal que les pese, el ataque permanente en estos pagos. Lograr un acuerdo con el FMI es importante en este momento en que los vencimientos se apilan unos tras otros, gracias al contrato firmado por el gobierno anterior. No mezclemos los tantos.

Esta deuda la parió, la adornó y la rubricó la administración de los que hoy se golpean el pecho y hablan de honestidad, transparencia y República.

Es una costumbre, según dicen, muy argentina no hacerse cargo de nada y acusar a los otros de los propios pecados. El préstamo que debemos pagar, se fugó. Los miles de millones de dólares no fueron en beneficio del país. Fueron a las arcas de los mismos que hoy se burlan de los argentinos, sin sonrojarse.

Tampoco es la primera vez que nos estafaron. Nos cargaron la deuda privada en 1982, se negaron a pagar las acreencias del Correo, evadieron impuestos, lavaron dinero, contrabandearon.

Hicieron, lo que quisieron sin castigo, sin condena.

Hoy, la consigna es la “vida o la muerte”.

Hoy, la consigna es “pensar en los que menos tienen”

Hoy, la consigna es “ser argentino o ser entregador”

Hoy la consigna es “vivir coronados de gloria o dejarla morir”

Ojalá, coronados de Gloria vivamos.

 

 

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