Todavía nos queda la fe
Esto lo escribí el 9 de julio de 2018, hace exactamente cuatro años.
Es el Día de la Patria me dije feliz, mientras buscaba un prócer en mi billetera para darle un beso. De pronto recordé que no quedó ninguno, los convirtieron en animales: yaguareté, ballenas, guanacos, pajaritos; que, por su naturaleza, se comieron todo el escaso patrimonio de la cartera. Billetes traicioneros no podrán con mi alegría les murmuré y obviamente no me escucharon porque ya se habían esfumado.
Decidí entonces saludar a mi buen amigo de la juventud, militar progresista, le mandé un mensajito con “Viva la Patria”, en el acto me respondió:¿qué Patria?. “No seas mala onda, mirá el vaso medio lleno”, repliqué. ¿Qué vaso”, me contestó. “No hay medio lleno, ni medio vacío, porque se llevaron el vaso”, contestó con un emoticón de carita furibunda.
No me rendí. Intenté un “Vamos país” con mi amigo periodista. “Me estás cargando, me echaron de Telam”, escribió todo en mayúsculas para contarme con lujo de detalles el sufrimiento que estaban viviendo todos los despedidos después de un montón de años de servicio profesional.
A esta altura, mi felicidad se había encogido. Pero seguí intentando, consulté mi agenda y encontré un empresario exitoso. “Feliz día”, escribí.
¿Es el día del boludo”, preguntó. “No, el día de la Patria”. Y otra vez la maldita interrogación ¿qué Patria?. Y se mandó un discurso sobre la patria financiera, los altos intereses que lo asfixiaban, el aumento de los costos, las tarifas y el futuro incierto que lo tenía al borde de un ataque de nervios.
Mi felicidad ya no tenía todas las letras, de casualidad le quedaba “feli” y estaba a punto de perder la sílaba “Li”.
Y para no perder la LI, se me ocurrió enviarle un mensaje a Li-lita, la reserva moral y republicana. No me respondió y lo entiendo, debe estar muy ocupada repartiendo propinas y atacando a los radicales, peronistas y todo bicho que camine y se oponga a su ego descarriado.
Todavía me quedaba la sílaba Fe, para gritar “Feliz día Patria”, aunque no haya festejos por nuestra independencia, ni fuegos artificiales, ni desfile, ni valorización de la historia que día a día intentan destruir.
Todavía me queda la sílaba Fe, nos queda la sílaba Fe, aunque no haya vaso ni medio vacío, ni medio lleno. Aunque quieran borrar la memoria y desterrar a los que lucharon por la libertad, a los que supieron morir con gloria, a los que no se resignaron a ser esclavos.
Todavía nos queda la Fe para gritar “Feliz día Patria”.
Nancy Musa, 9 de julio de 2018