Sin grietas

En la ingeniería renacentista española, cuando un escultor erraba un golpe sobre su obra, provocaba una grieta y tapaba el fallo con un pegote de cera. Obviamente, esto se consideraba una falta de talento del artista y la escultura perdía pureza.

Por tanto, aquella estatua que no tuviera remiendos, es decir, sin cera, sería una estatua pura y fidedigna. Dicen algunos que ese fue el origen de la palabra sincera, que daba cuenta de una obra de arte sin grietas.

En nuestro país, los escultores de la política cometieron muchos errores y nos golpearon hasta el punto de provocar una grieta demasiado visible, una rajadura que condicionó la solidez de esa gran obra que es el entramado social. Mientras el hueco se iba profundizando, las actitudes engañosas, las mentiras, las falsas promesas se iban transformando en sombras que eclipsaron la luz que normalmente ilumina el camino de un país hacia un futuro mejor.

Tal vez el mayor desafío sea reconstruir la obra, pulirla, renovarla, trabajarla usando todos los talentos para que la grieta se cierre, poco a poco. No tendrá la pureza original, pero tendrá el

valor del esfuerzo, la inteligencia y el amor puesta al servicio de un país que se merece crecer y progresar sin grietas.

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