Mis queridos o qué heridos amigos/as
Mis queridos amigos/as. Como pueden ver empecé con la palabra “queridos” , cuyo significado podría ser “qué heridos” estamos si le agregáramos la h que es muda y el acento que puede ser llano y sin tilde. Posiblemente estamos heridos o heridas, pero justamente por eso somos “queridos” o queridas.
Perdón por la mezcla, ustedes saben que me gusta jugar con las letras. La palabra “carus” viene del latín que significa querido y apreciado, en sentido etimológico. Y hoy está todo caro. Demasiado caro, para nuestros heridos bolsillos, o queridos como más te guste.
Haciendo un cóctel con las letras, siento que esa palabrita rara es una forma de expresar cariño. Según dice el diccionario el cariño es una forma de expresar afecto y tratar con respeto, delicadeza y esmero.
Maravillosa definición en una sociedad que en su mayoría no respeta y no trata con delicadeza a casi nadie. Menos en las redes sociales que de redes (comunicación) tienen poco y de sociales casi nada. Son más bien antisociales o no, según el cristal con que se mire.
Como verán me enredé mal con las palabras. Quiero expresarles mi amor y no sé bien si estoy en el camino correcto.
Ahora sí estoy en problemas. Porque hay diversas clases de amor, el platónico (que no se sirve en un plato), el verdadero (que puede ser mentidero), el a primera vista (que tiene mucha ceguera), el propio (que depende del ajeno), el incondicional (más que condicionado), el fraternal (el más fraterno, sin termo).
Me metí en un lío. Yo solo quería decirles que los y las quiero, desearles un buen año y me enredé en la etimología, en la psicología, en la filosofía y en todas las “ías” que nos separan. Porque seguramente, estamos heridos, irascibles, anti sociales, decepcionados, desenamorados, ensimismados.
Pero, bendita o maldita palabra, el amor siempre nos une. Está ahí, con todas sus definiciones, con todos sus pecados, con todos sus demonios. Está ahí para recordarnos que más allá de las peripecias de la vida, somos seres enamorados, o enanos morados o enanas moradas.
Qué importa, mis queridos amigos y amigas. Los y las quiero.
Y brindemos por el año que se va y por el que nace con mucho miedo, a tal punto que se dará el lujo de gritar. ¿A quién se le ocurre venir al mundo en este momento de pandemia, injusticia, desigualdades, calentamiento global?
Un par de gritos, unas palmadas y luego el abrazo de la Madre Tierra.
El 2022, tal vez nos regale una sonrisa y una esperanza que nos ayuden a curar las heridas.
Mis queridos amigos, mis queridas amigas. Feliz año.
Imagen de Alexandr Podvalny en Pixabay