Argentina federal, todos protagonistas

El enemigo invisible que conspiró y conspira contra el orden mundial reinante, deja al descubierto las luces y sombras del poder detrás del poder político. Deja totalmente al desnudo liderazgos inventados, ficticios y peligrosos para la vida y la paz del Planeta.

Nuestro país, está mencionado como ejemplo, en diversos lugares, por su acción destinada a preservar la mayor cantidad de vidas posibles por sobre las rigurosas normas del capitalismo insensible que construyó una maquinaria servil a los intereses de muy pocos y trituradora de los derechos de las grandes mayorías.

“Escuché decir que nosotros hacemos todo sin ton ni son. Se equivocan, tenemos un plan diseñado por especialistas.” Palabras que tiró el presidente Alberto Fernández con su perfil de “profesor” explicando con datos concretos los resultados obtenidos y los fundamentos de las políticas implementadas. El que no entiende la explicación, es porque se niega a comprender razones contrarias a sus fines individuales.

De las acciones gubernamentales, se desprenden dos conceptos muy relevantes en este enigmático 2020. Un año que obligó al mundo a mirarse en el espejo y descubrir, como dice el tango, que triste y cansada imagen le devolvía la superficie brillante de vidrio.

Los dos conceptos que emergieron son: Argentina federal y comunidad organizada.

El primer mandatario nacional está trabajando “codo a codo”, saludo típico del momento, con todos los gobernadores, intendentes y dirigentes de los distintos signos políticos.

Hay excepciones, por supuesto, cabos sueltos anudados en la soga de los que todavía no quieren reconocer que el mundo cambió.  Tienen sus motivos, el cambio los perjudica, amenaza con recortar los privilegios que siempre tuvieron. Los beneficios que les concedieron grandes fortunas, mientras abusaban de los Estados y depredaban a la política, esa política que se negaba a servirlos.

Argentina federal. Todos con la misma responsabilidad, todos con el protagonismo, todos trabajando para llevar el barco a buen puerto. Una revalorización a la política, una revalorización del rol de los Estados. Una puesta en valor de la dirigencia que realmente tiene vocación de servicio y amor por su pueblo, más allá de su identificación partidaria.

En la contracara, se caen las acciones de los defensores de los poderes concentrados, de las grandes fortunas, de los fabricantes de mentiras, de los opositores sin ton ni son, de los economistas estancados en teorías que el Covid 19 está derrumbando en todos los continentes.

Un pueblo responsable

“La comunidad organizada debe conformarse a través de una conducción centralizada en el nivel superior del gobierno, donde nadie discute otro derecho que el de sacrificarse por el pueblo; una ejecución descentralizada y un pueblo libremente organizado en la forma que resulte más conveniente a los fines perseguidos.” La idea fue plasmada por Juan Domingo Perón a mediados del siglo pasado.

El presidente, en todo momento, destaca la responsabilidad demostrada por los argentinos para ir superando de la mejor manera posible los efectos de la pandemia. “Es un logro de todos los argentinos”, remarca Alberto Fernández diariamente.

Sin duda, el 80% de la sociedad es consciente de la importancia de cuidar la vida. De pronto las comunidades se van uniendo en valores fundamentales, la solidaridad, la fraternidad, la familia y va dejando en segundo plano la carrera detrás de lo material, esa maratón hacia una meta que nunca se alcanza y si se alcanza es pagando un alto precio.

Parafraseando a Bukowsky: “Hay veces que se tiene que luchar tanto por la vida, que no se tiene tiempo de vivirla.”

Podemos soñar, con cierta certeza, que el maldito virus nos va a dejar enseñanzas elementales.  Posiblemente, podamos abrazarnos comunitariamente en algún momento, cuando todo pase, y la grieta se transforme en un simple agujero negro habitable por aquellos que se aferraron al individualismo y a la falsa idea del “me salvo solo”.

Ilustración: Raúl Olcelli, El diario del centro del país

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