Balada para un león sin corona

Las tardecitas argentinas tienen ese qué sé yo ¿viste? Prendés la tele y de pronto en la pantalla se aparece él.

Mezcla rara de último rock-eros y primer polizonte en una casa pintada de rosa.

“No lo ven”, dicen los troll -ebus (defensores de la Ley Omnibus a la que nunca se subieron). “Es el mejor”, corean los fans que adhieren a cualquier evento con entrada gratuita.

“Está chapita”, grita un moreno demasiado duro para ser domado. “La culpa es del Cuco y la Cuca”, replica una mujercita que es más dura y difícil de tragar que turrón de oferta.

El tipo ríe. Se acomoda la media peluca en la cabeza, acaricia su campera pintada en la piel, muestras sus zapas clavadas a sus pies, saluda y dice:

“Soy el rey del mundo. Todos me veneran y me cago en todos”.

Las tardecitas, mañanitas y nochecitas argentinas tienen ese qué sé yo ¿viste?

De pronto, te encontrás con lo que nunca imaginaste. Los semáforos te empiezan dar luces de cualquier color, las verduras del frutero de la esquina tienen los precios por las nubes y los cortes de la carnicería te avisan que sos un pobre soñador sin acceso a la “Vaca muerta” (propiedad de los ricos).

Las tardecitas, mañanitas y nochecitas argentinas tienen ese qué sé yo ¿viste?

Un día te despertás y estamos peleados con España, además de China, Brasil, Colombia, México, Venezuela, Cuba y un montón de países que ya ni recordás.

Porque, el día a día te hace olvidar la mayoría de las cosas.

Y los disputados y cena-dores (con buenas cenas) anda volando por las cornisas con una golondrina en el motor (cargado con el combustible que pagamos los que no tienen una buena cena por la pobreza).

El tipo se agranda y expresa: “Yo sé que estoy piantao, no ves que va la Luna rodando por Callao.”

En realidad, la Luna va rodando por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. Todo lo contrario de “Callao” porque está más que “Hablao” su apoyo.

No importa. Somos todos un poco locos, subidos a una ilusión súper sport.

A una ilusión que mira a Buenos Aires del nido de un gorrión y se burla de la tristeza del resto del país. Se burla del loco berretín que tienen para unos pocos.

Se burlan. Y nos hacen creer que están “piantaos”. Nos muestran que como acróbatas dementes saltarán, “sobre el abismo de tu escote hasta sentir, que enloquecí tu corazón de libertad, ya vas a ver”.

Y gritan, a viva voz, “viva la libertad, carajo.”

Y solo nos aplauden unos cuantos locos, que nunca inventaron el amor, que están enfermos de odio y sufren los campanarios del llanto y no de la risa.

Y de pronto, no hay golondrinas en el motor, ni libertad en el corazón, ni mágica locura.

Solo hay una tristeza de nostalgias, de olvidos, de semáforos de luces de cualquier color, de verduras que tienen los precios por las nubes, de carnicerías que te recuerdan tu hambre.

Solo hay, desolación y locura.

Solo hay, una golondrina muerta de frío y un león asustado sin corona.

 

Imagen: PiXABAY. GRACIAS.

 

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