“El peronismo tiene un desafío muy fuerte con las desigualdades”

Mano a mano con Eduardo Accastello, ministro de Industria y Minería de la Provincia de Córdoba

Más allá de la dura realidad que vive el país, en un contexto de crisis agravada por la pandemia, el ministro de Industria y Minería de la Provincia sigue apostando a la esperanza. Cree en la construcción de nuevos sueños colectivos, en el amor al prójimo, con menos individualismo, menos egoísmo. “Hay que comprometerse y colaborar para que cada uno tenga lo máximo que anhela, pero que a nadie le falte lo mínimo que necesita”, es el mensaje que lo impulsa a Eduardo Accastello en este momento de su vida.

El 4 de junio de 1946, Juan Domingo Perón asumió la Presidencia de la Nación por primera vez. A 75 años de ese acontecimiento, ¿cuál es tu reflexión observando el contexto actual?

Sin duda, el contexto histórico es diferente. La primera reflexión es que Perón fue un líder político con una visión federal y que primero hizo sobre una concepción, y después esa concepción la transformó en doctrina.

Me parece que en los últimos años el peronismo tiene una visión ideológica que puede determinar acciones, pero que no alcanza para brindar las soluciones estructurales que la Argentina en aquel momento resolvió.

El peronismo tiene un desafío muy fuerte con las desigualdades, con la pobreza estructural que tiene el país hoy.

Pienso que es tiempo de definir acciones en un contexto del mundo diferente y lo que vale es la transformación. Hay que dejar de lado esa visión ideológica que a veces los políticos tenemos y pasar a la acción concreta de una transformación.

No sirve otra cosa siendo peronista que transformar. Mi experiencia de gestión en la Municipalidad me enseñó que se puede crear junto con la comunidad reduciendo las brechas a la mínima expresión.

Nosotros logramos que la ciudad tenga el 100% de los servicios, una ciudad sin villas, ni countries, con universidades, una ciudad productiva, con prevención sanitaria.

Y eso es lo que no se pudo resolver en Argentina en los últimos años, después de ese peronismo de Perón.

Algunas voces dicen en la actualidad que el mundo se “peronizó” porque en varios países se está fortaleciendo el Estado.

Pienso que la pandemia mostró una crisis, donde la debilidad del mundo mostró que faltan liderazgos, que hay un gran individualismo, nos mostró la fragilidad que tenemos como humanidad. Y también mostró la debilidad del mercado para resolver los problemas de la sociedad.

Necesitamos un Estado promotor, estimulador de la creación del trabajo privado. Necesitamos un Estado que se reposiciones ante la desigualdad económica, cultural y territorial.

Un Estado que le asegure a la población igualdad de capacidades en la educación. Por eso pienso que hay que desideologizar al Estado y ponerlo a promover fuertemente el desarrollo humano.

No existe una visión, por lo menos desde el peronismo, que no conciba el desarrollo humano para que sea el integrador plural y fundamentalmente para desarrollar productivamente al país y crear trabajo.

De aquel peronismo a éste, nos tiene que encontrar trabajando para tener el trabajo como eje central.

El peronismo siempre tuvo el trabajo como eje, y ese es el desafío que tenemos ahora.

Y si eso se percibe en el mundo es porque la tecnología puso en crisis el valor del trabajo, porque la pandemia y las desigualdades territoriales pusieron en crisis el valor del trabajo.

Es, más que nunca, necesaria la creación del empleo privado que nos estimule a encontrar el bien común de la sociedad. Eso es lo que el peronismo del 45 promovía.

¿Considerás que el Gobierno de Alberto Fernández está encaminado en ese rumbo que planteás?

Creo que gobierna un momento muy crítico de la Argentina, donde arrecia la pobreza, el desempleo, 36 meses de crisis económica, el Covid. Me parece que tenemos que hacer un gran esfuerzo para escuchar a todos. Tiene que ser una escucha activa.

En ese sentido, hay algunos sectores del Gabinete que lo hacen, hay otros que se percibe que juegan en un puesto que no corresponde.

Grandes jugadores como Kulfas que es un número 5 extraordinario y está jugando de 4. Creo, que hace falta una visión mucho más federal. Para eso hay que escuchar para que no haya contradicciones.

A mí no me gusta hablar de consenso, el consenso de los fracasados da más fracaso.

Creo que este es un tiempo para buscar unanimidad de acciones transformadoras y en este aspecto es clave que se escuche a todos los sectores.

Y creo que al Gobierno le falta entender que no es un tiempo de confrontar como pasó con los biocombustibles, o lo que pasó con el tema de la carne.

Pero, también es cierto que es un momento muy difícil teniendo en cuenta lo que recibió, más la crisis por la pandemia.

El rol que está jugando la oposición, ¿cómo lo definís?

Creo que la Argentina tiene un problema estructural y ese problema se tiene que resolver con liderazgos que realmente sean resilientes. Liderazgos validados en las acciones que emprenden con la opinión de la sociedad.

Me parece que hay que ir a un concepto mucho más actual, en las circunstancias del mundo donde la democracia sea protagónica, pero escuchar a todos no significa que el que lidera deje de hacerlo.

Es un momento para que los que están afuera del Gobierno entiendan que necesitamos de sus aportes, y que los que están dentro del Gobierno tomen las decisiones de transformación profundas.

Nos tocó pasar muchas crisis a nosotros, local, regional y la única manera en que se sale de las crisis es tomando decisiones transformadoras.

Hay que llevar adelante transformaciones en materia educativa, cultural, productiva, económica, salir de la visión que tuvo la Argentina de especulación financiera a un concepto de desarrollo productivo.

La oposición hoy no está validada porque no fue capaz de hacer cuando le tocó hacerlo, pero tampoco es el momento para crear más contradicciones.

Es un momento para trabajar unidos, juntos, y no hablo de los dirigentes políticos.

Hablo de la sociedad, hay que darle más protagonismo a la sociedad, crear nuevas instituciones, es momento de ser revolucionario en acciones transformadoras.

El status quo es lo que impidió a la Argentina salir de la pobreza en los últimos 50 años. Si hacemos status quo en una crisis nos vamos al fondo del mar. La oposición debería sentir que son minoría no oposición. Y la mayoría no debe olvidar que hasta hace poco fue minoría.

Estamos en una crisis que a todos nos exige respuestas, la sociedad no tiene más tiempo de espera. La sociedad está sola y espera, espera que los dirigentes sean líderes de transformación, no pueden ser dirigentes del status quo.

El poder real sigue siendo muy fuerte.

Creo que el poder real fue jaqueado por la pandemia, pero se rehabilita permanentemente. Un poder que a la dirigencia siempre la ha conducido desde ese poder real. Por eso hablo de transformación, de nuevos protagonistas, Argentina necesita un fuerte impulso de la sociedad, que no se metió nunca y tiene cosas para decir.

Nosotros creamos un Parlamento de los Niños para escucharlos, quisimos que los barrios opinaran con el presupuesto participativo. Este es un momento que a la crisis de la política que no resuelve los problemas estructurales, le hace falta el aporte trascendental de los ciudadanos y vecinos.

Increíble lo que ha pasado en los últimos meses, vimos que los jóvenes y los emprendedores aportaban soluciones que no las daban los gobiernos.

Pasamos de producir doscientos respiradores, a producir dos mil respiradores y eso se logró con la complementación entre las industrias de Salud de Córdoba con los emprendedores de la industria autopartista de Córdoba que estaban sin trabajo y paradas.

Entonces, cuando hablo de nuevas instituciones es que la gente tiene la solución a problema que la política no supo resolver en los últimos 50 años.

Eduardo, la grieta se ha profundizado, parece una rajadura que no acepta rellenos. ¿De qué manera se reconstruye ese tejido social dividido?

Sartre decía que la existencia precede a la esencia. Sin embargo, este mundo de pandemia que acompaña una dura realidad económica, sociocultural, diría que la esencia del contexto condiciona la existencia de los niños, de las mujeres, de los hombres de América del Sur.

De allí la trascendencia de que podamos desafiar el status quo. El equilibrio está en transformar las injusticias. No podemos ser grises, es un momento en que tenemos que solucionar el problema de la comida, la educación, la salud, la vida de la gente.

Hoy, la única grieta que yo percibo es la enorme grieta con la gente que quedó afuera con la posibilidad de elegir ser un sujeto activo del trabajo, elegir quedarse en Argentina, elegir tener una educación de calidad que le dé igualdad de capacidades.

Me parece que la grieta está entre el 50% que se quedó afuera y una sociedad política que a veces discute trivialidades, pensando que la grieta es de los dirigentes, cuando en realidad no fueron capaces de hacer las cosas que debían hacer.

En lo personal te golpeó muy duro la pandemia, ¿te cambió alguna visión, fue un aprendizaje?

(Se emociona) Es duro, difícil, muestra la fragilidad de la vida. Nos mostró la fragilidad en que vivimos y a veces lo olvidamos. Nos mostró que éramos todos iguales y que además perdimos lo que más queríamos, perdimos padres y madres, perdimos amigos, seres queridos.

Ahora, hay que centrarse en defender la vida. Ayudar a los niños, a los jóvenes, a los que no tienen trabajo, a los que están en el trabajo informal, ver caso por caso.

Me preguntás qué me dejó la situación de mis padres, un profundo agradecimiento a mucha gente anónima que se desvivió para que ellos vivieran y lo hacen por miles de personas.

Me dejó la tranquilidad de saber que sus enseñanzas están firmes. Los últimos mensajes de ellos fueron claros, la unidad de la familia, seguir compartiendo esa vocación de servicio que mis hermanos lo hacen desde la educación y en mi caso, desde la política.

Me enseñó a escuchar, a aprender y aferrarme a la vida, a mis hijos, a mis seres queridos y llevar su estandarte como consigna en mi trabajo diario.

Estamos en un año electoral, ¿el peronismo cordobés puede hacer una alianza con el Frente de Todos?

De esos temas, hoy no me ocupo, me ocupo de la producción, de la industria, de las Pymes. Estoy muy contento por ocuparme de eso, que es la prioridad para mí.

Las elecciones tienen que ser un acontecimiento importante, pero lo que menos tiempo nos insuma porque hay demasiadas cosas, la fatiga social que nos genera las crisis prevalentes, existentes, hace que nos ocupemos de lo trascendente.

Las definiciones políticas la darán quienes conducen.

La última, ¿su relación con Martín Gill…?

Hace un tiempo que no hablamos, estuvimos juntos en un acto en la Fábrica Militar cuando vino Agustín Rossi el pasado miércoles. Y estuvimos compartiendo la decisión de sostener la Fábrica. Los desafíos pasan en ayudar a quienes necesitan.

 

Nota: Realicé la entrevista para mi suplemento Mano a Mano de El Diario del centro del país, que se publica los días lunes. Ilustración Raúl Olcelli

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