Mayo, un mes con historia revolucionaria

Hace 53 años por las calles transitaban sueños. Deseos de cambiar el mundo, anhelos de una sociedad más justa. Estudiantes y obreros pusieron en jaque la República francesa. El Mayo francés, 1968.

Ese año, en nuestro país, surgía una nueva central obrera. Durante el gobierno militar de Juan Carlos Onganía, la Confederación General de Trabajadores (CGT) se encontraba dividida. La grieta se visualizaba entre las diversas posturas adoptadas frente a la dictadura. Por un lado, Augusto Timoteo Vandor de metalúrgicos, más colaboracionista con el Ejecutivo, por otro el dialoguista José Alonso del gremio del vestido y una tercera posición que fue clave por su mirada revolucionaria y el “diseño” de estrategias.

En 1968, el secretario general del gremio gráfico, Raimundo Ongaro, funda la CGT de los argentinos, una organización que apoyó el Cordobazo ocurrido en mayo de 1969.

Ongaro nació en Mar del Plata el 13 de febrero de 1925, fue un peronista admirador de John William Cooke y relacionado con Rodolfo Walsh, Ricardo Carpani, Pino Solanas, Lorenzo Pepe, entre otros dirigentes.

Compenetrado con la figura de Jesucristo, pasó de ser compositor, profesor de música y director de orquesta en su juventud, a trabajar como obrero gráfico y desde su puesto avanzar en el terreno gremial.

Los historiadores relatan que Ongaro creó un nuevo lenguaje en el ámbito sindical, conjugando parte de peronismo, cristianismo, marxismo.

El 1 de mayo de 1968 la CGT de los Argentinos lanzó una proclama acorde al afán revolucionario de la época.

“Nosotros, representantes de la CGT de los Argentinos, legalmente constituida en el congreso normalizador Amado Olmos, en este 1 de mayo nos dirigimos al pueblo. Los invitamos a que nos acompañen en un examen de conciencia, una empresa común y un homenaje a los forjadores, a los héroes y los mártires de la clase trabajadora”. Así comenzaba el documento de la nueva central obrera.

El texto, escrito hace 53 años, tiene puntos en común con este mayo del siglo XXI.

“Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre. Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que participemos”.

Cualquier semejanza con las vivencias de los últimos años no es pura coincidencia.

“Durante el año 1967 se ha completado prácticamente la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos. En 1958 el 59% de lo facturado por las 50 empresas más grandes del país correspondía a capitales extranjeros, en 1965 esa cifra ascendía al 65%; hoy se puede afirmar que tres cuartas partes del gran capital invertido pertenece a los monopolios”.

La historia no ha tenido grandes cambios.

En el marco del aniversario número 50 del Cordobazo, entrevistamos en este suplemento a la secretaria general de los gráficos cordobeses, Ilda Bustos. Ella recordó al principal referente de su sindicato.

“Raimundo Ongaro es la referencia obligada de las y los trabajadores gráficos. De hecho, en nuestro sindicato desde hace muchos años se impone la Lista Verde, la de Raimundo. Lo conocí en 1985, cuando había vuelto de su doloroso exilio y se había normalizado la Federación Gráfica Bonaerense. Para los que fuimos era como tomar un poco de su valiosa historia entre las manos; era el compañero de la CGT de los Argentinos, del Programa del 1 de mayo de 1968. Tenía una cantidad impresionante de conocimientos; podía hablar de cualquier tema y especialmente no había perdido ninguna de sus convicciones, a pesar de los inenarrables sufrimientos que le tocó atravesar. Sus dichos sobre que es preferible tener honra sin sindicatos que sindicatos sin honra, es una de nuestras consignas”, precisó Bustos en 2019.

Detenido con Agustín Tosco

“Desde el 14 de mayo de 1971 hasta el 7 de enero de 1972 estuve encarcelado con el compañero Raimundo Ongaro, juntos, pero totalmente aislados de todo contacto con los demás detenidos, en el último entrepiso de una planta del Penal de Villa Devoto. Nos unió una gran solidaridad humana, y preciso es destacar la constante entereza y espíritu de lucha de Ongaro. En el aspecto político sindical, lo esencial se dio en la coincidencia de promover, alentar y trabajar por la unidad combativa de la clase obrera y los sectores populares, enfrentando a todo tipo de colaboracionismo con el régimen”, contó Tosco en una entrevista publicada en el sitio web de El historiador.

Fue una de las figuras claves en la lucha por el regreso al país de Juan Domingo Perón.

El 7 de mayo de 1975, día del trabajador gráfico, su hijo Alfredo de 21 años fue asesinado a balazos. Ongaro estaba preso y se enteró del hecho, al día siguiente, por la radio.

Este suceso doloroso, lo llevó a elegir el camino del exilio.

“La causa de un exilio es importante y lo es sobre todo en mi caso. Estuve 14 veces preso en la Argentina, fui secuestrado en una ocasión, mi hogar fue allanado muchas veces. Mi mujer perdió alguno de los hijos por intromisiones en mi casa, a altas horas de la madrugada, hombres que transportados en automóviles aparecían en esta localidad de Los Polvorines, haciendo uso de armas, vestidos de civil. A tanto llegó que cada vez que oíamos un automóvil era un terror, en una población alejada 34 kilómetros de Buenos Aires”, contó en una nota titulada “Prohibido, pero nunca en silencio” (publicada en sindicalfederal.com.ar).

Volvió a su tierra en marzo de 1984 y siguió en la actividad gremial en el sindicato gráfico hasta su muerte, el 1 de agosto de 2016.

El historiador Norberto Galasso lo definió como “un ejemplo de absoluta transparencia, combatividad y entrega total”.

“La CGT de los Argentinos es un punto fundamental en la historia de los trabajadores. Ongaro, con su poder de agitador, con sus discursos hermosos y conmovedores, forjó una figura ejemplar para los jóvenes sindicalistas de hoy. Es uno de los grandes ejemplos del sindicalismo argentino, por eso vine a despedirlo emocionado como un amigo y un compañero. Un hombre que se ocupa del gremio y de la situación política del país”, expresó al darle el último adiós.

Mayo, de los ideales de 1810, a los de la década del 60. Dirigentes que hicieron historia y no pudieron ver cristalizados sus sueños de una sociedad con mayor justicia social.

Fuentes: elhistoriador.com.ar, sindical federal.com.ar

Ilustración Raúl Olcelli

 

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