Los hermanos sean unidos
Los soles y la luna festivalera llegaron a la ciudad y entre las cuerdas de una guitarra campera, la política fue tejiendo su propia copla. El Anfiteatro se llenó de corazones abiertos, la costanera fue el punto de encuentro de miles de personas. Febrero renovó aires, tras dos años de pandemia.
En ese marco, surgió una foto. “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”, la sabiduría de Martín Fierro.
Eduardo Accastello, Nora Bedano y Martín Gill, fueron los protagonistas de la movida política de un verano con clima inestable.
Las especulaciones corrieron rápido. “Señales de unidad”, murmuraron los unos. “Ya empezó la campaña”, susurraron los otros.
La campaña, lo escribimos en el suple anterior, ya comenzó. Villa María es una de las ciudades claves para el peronismo provincial que se mantiene en el gobierno desde 1999.
El “cordobesismo” tiene un gran desafío. No está José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti no puede ir por la reelección.
En Villa María se da un hecho similar, con una diferencia sustancial: Martín Gill no puede ser relecto, pero Eduardo Accastello puede regresar al pago.
Guitarra, bombo y violín. Las turbulencias, entre los dos dirigentes locales, parecen haber ingresado en un curso de mayor calma.
Si el PJ quiere seguir gobernando, necesitan galopar juntos. Ya lo dice la canción que tantas veces cantó el Potro Guarany en el Festival: “Caballo que no galopa, va derecho al pisadero”.
“Me parece bueno que haya regresado el intendente. Uno está acostumbrado a una Villa María que ha liderado una transformación, que ha sido la ciudad de más transformación por lo menos desde el año 2005 a 2015”, señaló Accastello. La perlita para tener en cuenta: dejó fuera de 2015 a 2021, los años del gobierno de Martín.
Si hay chispazos, que se noten. Y se notaron. Eduardo ¿quiere volver a ser candidato a intendente?
Sus allegados dicen que sí, pero para eso necesita el apoyo de Martín. Nadie se salva solo.
En la provincia
En otra nota, Accastello se refirió a las posibles candidaturas provinciales. “En 2023, Hacemos por Córdoba tendrá que definir, a través del gobernador Schiaretti, cuál es la metodología para que los muy buenos candidatos que tiene esa alianza se puedan poner a disposición de la sociedad…
Todos los dirigentes pueden aspirar. Pero esta no es una cuestión que pueden decidir las personas. Es un error histórico que cometen los dirigentes en Argentina: pensar que sus proyectos personales tienen más validez que los objetivos de la sociedad”, indicó, haciendo gala de su cintura política.
Para 2023 falta mucho. Los dos villamarienses están en veredas distintas. Martín sigue alineado con el Frente de Todos y es un defensor de las políticas que lleva adelante el presidente Alberto Fernández.
Córdoba no podrá ser, por siempre, una isla que mira su propio ombligo. El próximo año será, si nada oscurece el panorama, un momento de definiciones.
No habrá demasiado espacio para los “Pilatos” que se lavan las manos.
Las encuestas
Después de la apertura de sesiones en la provincia, con un gobernador cuestionando al Gobierno nacional, los teléfonos sonaron para las tradicionales encuestas. En la muestra se miden cuatro personas de Hacemos por Córdoba. Pregunta por la imagen de: el intendente de Capital, Martín Llaryora; el vicegobernador Manuel Calvo; la diputada Natalia de la Sota y la senadora Alejandra Vigo.
Nuevamente, en la medición aparece la pregunta sobre las preferencias entre Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos.
Por el lado de los opositores, la muestra consulta sobre los radicales Mario Negri y Rodrigo de Loredo.
Mientras tanto, en el Congreso de la Nación se vienen temas de peso y el voto de los legisladores de Hacemos por Córdoba estará bajo la mira del presidente.
Por el momento, el reclamo de Schiaretti por los subsidios al transporte tuvo eco y serán distribuidos con mayor equidad, para beneplácito de las provincias que veían a CABA como el distrito privilegiado de los últimos años.
Darío sigue trabajando
El único que viene trabajando por su candidatura a intendente, desde el sector opositor, es Darío Capitani.
Alejado de los dimes y diretes de su espacio a nivel provincial y nacional, el referente del PRO tiene como objetivo el Sillón de Viñas. Sin hacer muchas olas, recorre los barrios y a partir de marzo “acelerará la tarea militante”.
En el espacio que lidera, ven posibilidades para disputar la ciudad. Si bien, los rumores indican que ha estado reunido en la sede de AMMA, la unidad hoy es una quimera.
En su entorno, aseguran que Miguel Olaviaga y Jorge Valinotto, entre otros, se resisten a reeditar Juntos por el Cambio bajo la batuta del PRO.
“Ese grupo se resiste a discutir de política y candidaturas, ellos se quedan en las internas. Creemos que lo más importante es el trabajo con la gente y nosotros no queremos confrontar con nadie, pero es difícil la unidad”, expresó uno de los referentes del espacio.
Detrás de bambalinas, se imaginan un escenario con el peronismo dividido y apuestan a esa ventaja.
Un largo camino por recorrer
Predecir lo que va a pasar en 2023 es una ilusión óptica. El mundo está encontrando un rumbo, después del temblor provocado por el virus. Las crisis económicas afectaron a los países más desarrollados tanto como a los subdesarrollados. El virus no tuvo contemplaciones y hasta Estados Unidos tiene problemas de inflación y escalada de precios por el manejo de los monopolios y las multinacionales.
En los últimos días se conoció que Argentina está en primer lugar, entre los países del G20, con respecto al porcentaje de población vacunada. Un logro que tiene para mostrar el gobierno nacional y que será un disparador para continuar con la reactivación de la economía.
El entendimiento con el Fondo ha sido un paso para los acuerdos logrados con Rusia y China en materia de inversiones.
Si bien, en el Frente de Todos, hay miradas diferentes en torno a las políticas que se están implementando, la unidad de ese espacio, por ahora, no está en juego.
“Nadie quiere que vuelva la derecha a gobernar con el desastre que dejaron”, afirman allegados a la coalición de gobierno. “La mayoría tenemos claro que, si al presidente le va mal, nos va mal a todos”, aseguran.
Sin dudas, 2022 será un año de “locos”. Sin embargo, si hay logros en materia económica y mejor distribución de los recursos, las internas serán una anécdota más en el país de las grietas constantes.