Desde tierra adentro “saltan la grieta”

Lo que van a leer hoy, más que un comentario o un análisis de las complicadas dos últimas semanas, es una reflexión. Una serie de pensamientos para intentar comprender lo que nos está pasando como sociedad, como individuos, como país, como ciudad, como provincia.

Una mirada intentando bucear en las profundidades y encontrar algunas respuestas a tantas preguntas, algún sentido a tantos sin sentido, algunas razones a tantas sin razones.

El primer interrogante que me pasa por la mente es: ¿Qué significa en realidad el poder? ¿Qué efecto magnético tiene para convertir a un ser de carne y hueso en una especie de Minotauro salvaje, que a medida que crecía se convertía en más salvaje y devoraba humanos?

¿Qué lectura psicológica, sociológica, filosófica, científica se puede hacer, con certeza, sobre el poder?

Cada hombre, cada mujer, tendrá su propia interpretación. Unos dirán que es una forma de lograr todo con el menor esfuerzo, otros pensarán que es una herramienta para manejar el mundo a su antojo y conveniencia. Están, también, los que creen que pueden cambiar este planeta injusto y descarriado por uno más justo y bondadoso.

Hasta ahora, el poder es propiedad de unos pocos Minotauros que nadie logró encerrar en un laberinto y mucho menos destruirlos con la voluntad de un joven llamado Teseo y una mujer enamorada de nombre Ariadna, que si bien salvó a su amado con la famosa leyenda del hilo, fue abandonada en una isla a su suerte.

La mitología griega, junto a otras, se encargó de representar el poder de los dioses, sus venganzas, sus odios, sus castigos, sus miserias, sus crímenes. Sus relatos cuentan los orígenes del mundo y la vida de los dioses, los semidioses, los héroes, las criaturas del inframundo. La mayoría son tragedias.

Tragedias relacionadas con el poder y sus enfrentamientos.

Con el transcurso de los siglos, las historias fueron cambiando, vinieron nuevos conceptos sobre los mitos y esta cultura fue una fuente de estudio y creación para pintores, poetas, novelistas, psicoanalistas, filósofos, etcétera.

El Dios de la riqueza

Pluto, para los griegos, era el Dios de la Riqueza. Una deidad de la agricultura relacionada con la cosecha como abundancia. En la actualidad, y desde hace años, los dioses de la riqueza tienen nombre y apellido. Dan golpe de Mercado, remarcan precios, fugan los dólares, condicionan gobiernos y controlan a la dirigencia política.

Volvemos a la pregunta original: ¿Qué significa en realidad el poder?, y ¿Qué porcentaje de poder tienen los políticos?

La mayoría de la sociedad, según las encuestas más serias, está decepcionada con la “clase política”. Tiene sus razones, los problemas más acuciantes siguen sin solución. Vamos rotando de crisis en crisis, tenemos una tregua, y volvemos a la crisis. Una parte del pueblo piensa que “una persona puede salvarlos porque solo se necesita tener ovarios o huevos para explotar todo”. Una ilusión.

Las aguas se dividen. Y la nueva confrontación que dejó la última semana de abril parece ser “Cristina o Javier”. Lo conocido versus lo desconocido. La experiencia versus la inexperiencia. Los dioses de la riqueza aplauden mientras observan una batalla de ficción.

Cosas de la política de la vieja escuela. Eligen un adversario débil y sin estructura, lo levantan, le dan vuelo y rompen la oposición.

Una estrategia. Pero, el fondo de la cuestión es cómo se encuentra el camino para equilibrar las cargas de poder y llegar a una distribución más equitativa.

Y la única forma es la unidad de la clase política comprometida con el país.

No hay soluciones mágicas, no hay Teseo ni Ariadna. No hay salvadores mediáticos, ni contorsionistas, ni malabaristas, ni domadores de leones. Hay dueños del circo.

Si los políticos y políticas de buena voluntad no se juntan para dar la batalla con los Titanes, seguiremos siendo parte de una farsa o de una tragedia.

Desde el centro

El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey se anotaron en la carrera presidencial. Los “Juanes” pretenden saltar la grieta y atraer votos de los independientes que van y vienen por la autopista del centro.

“Yo quiero confirmarle a los cordobeses y a los argentinos que voy a ser candidato a presidente en la próxima PASO del mes de agosto, y lo haré por una coalición que represente al que trabaja, al interior productivo, y que exprese también la superación de esta maldita grieta que tanto daño nos está haciendo a la Argentina”, dijo Schiaretti al arribar a la ciudad de San Francisco el 2 de mayo.

“Ni con los K, ni con el Frente de Todos”, es la consigna, por un lado.

“Estamos trabajando en un espacio que genere una opción distinta a este Gobierno y al Gobierno anterior de Juntos por el Cambio”, expresó Urtubey, quien presentó su libro “Hagamos un país”.

El espacio todavía no tiene un sello, está en construcción y piensa en sumar algunos gobernadores más. Por el momento, tienen el apoyo de Alberto Rodríguez Saá. Desde las provincias buscan un protagonismo que hoy gira en CABA y PBA. Pero, hoy, los gobernadores están atendiendo el juego de sus propias elecciones y separados de la Nación. Cada provincia cuenta sus fichas en tierra adentro.

El miércoles 14 de junio será el último día que los partidos políticos tendrán para pedir el reconocimiento de alianzas transitorias con las que querrán competir.

El sábado 24 de junio vence el plazo para que los partidos políticos presenten las listas de sus precandidatos a la presidencia.

El 25 de junio, los cordobeses van a las urnas para elegir el sucesor de Schiaretti.

Toda una maratón.

“Ya di lo que tenía que dar”

Mientras tanto, en la “Nación” nada es lo que parece. A fines de abril, habló Cristina. Sus seguidores esperaban que anunciara su candidatura a presidente. Inútil, no la conocen, sin duda. Les viene demostrando que nunca hace lo que esperan y juega sus propias cartas, midiendo los tiempos. La cuestión es que, en el Teatro de La Plata, cantaban “Cristina presidenta”. Una demostración de amor, principalmente de un sector de dirigentes que “sin ella” no existen y de militantes que realmente la adoran y creen que “es la única salvación”.

Cristina, el pasado viernes 28 de abril, fue Cristina. Dio una clase magistral sobre economía, arrojó un montón de datos importantes, habló de la historia, eligió a Javier “impulsor de dolarizar y ojitos claros” como un adversario y tiró dos frases para el análisis: “Yo ya di todo lo que tenía que dar” y “No utilicen el bastón de mariscal para dárselo por la cabeza a otro compañero”.

Como es normal en este país, tan contradictorio, cada cual, al mensaje, lo entendió a su manera y a sus deseos de tener razón.

Si tomamos literalmente su mensaje, lo primero que surge son dos cosas: “No quiere volver a ser candidata a presidenta y pide que no haya guerra en el espacio.”

Que no quiera ser candidata es lógico. Cristina ya está en la historia por todo lo que hizo, pagó un alto precio, pero tiene muchos créditos. ¿Por qué habría de exponerse a perder todo lo logrado en un momento tan conflictivo para el país y el mundo?

La búsqueda de una tercera Presidencia no tiene buenos presagios en la historia. Perón no quería volver a ser presidente en 1973, las circunstancias lo obligaron.  Menem lo intentó y, si bien ganó en votos, tuvo que bajarse porque perdía en el balotaje.

Por otro lado, solicitó bajar los decibeles y que no se peleen; sintetizando, que se dejen de “joder” con las internas.

En las últimas horas, la usina de rumores volvió a funcionar. “Será candidata”, dicen unos, y sus simpatizantes comienzan a hacerse los rulos.

Ella, por ahora, espera el momento. Tal vez asome el sol del 25 con ruleros o sin ruleros.

Todo a su medida y armoniosamente, como decía el General.

¿Armoniosamente?

Final con el estribillo de una canción: “¿Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera?

¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?”

Las cosas del poder.

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