El adiós a un histórico dirigente: Jorge Landau
El peronismo despidió, con dolor y respeto, a quien fuera uno de sus dirigentes históricos: Jorge Landau. El abogado había nacido el 23 de marzo de 1947 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y falleció el 12 de julio de 2021, tras padecer una larga enfermedad.
Comenzó desde la cuna la militancia en el peronismo, su padre fue funcionario del primer gobierno de Juan Domingo Perón en el área del Ministerio de Hacienda. Entre otros cargos, fue diputado nacional y asesor de distintos gobiernos en temas relacionados con reformas constitucionales y secretario letrado del Consejo de la Magistratura. Fue el apoderado nacional del Partido Justicialista desde 1999 hasta la actualidad.
En agosto de 2019, lo entrevisté para el Suplemento Mano a Mano de El diario del centro del país. Nos reunimos en la sede del Partido Justicialista nacional, compartimos mates y charlamos durante más de una hora de diversos temas, repasó el pasado, analizó el presente, miró hacia el futuro, contó anécdotas y se refirió a Alberto, Cristina, Macri y Pichetto, entre otros.
Le gustaban Los Redondos, se divertía con la ridiculización de la política y vivía aprendiendo con la sabiduría popular.
Rescato parte de la entrevista realizada pocos días después de las PASO de 2019, a manera de homenaje, a un hombre que siendo niño tallaba en los postes Perón vuelve.
¿Piensa que Alberto Fernández tiene el perfil que se requiere para cerrar la grieta?
-Sí. No diría para cerrar la grieta sino para generar un esquema distinto de gobierno en la Argentina. Lo veo a Alberto como alguien más parecido a nosotros, al común de la gente. A Macri no lo veo parecido para nada a nosotros y cuando digo nosotros no digo a los peronistas, digo al común de la gente.
Alberto es un tipo de trabajo, un tipo con expectativas semejantes a las nuestras, un profesional, un tipo estudioso, docente, tiene un montón de aptitudes personales que lo hace un tipo normal, y eso es lo que Argentina necesita.
–Cuando dice que Macri no se parece al común de la gente, ¿por qué lo dice?
-Porque yo lo veo como alguien distante a nosotros, de otro segmento social y económico muy distinto al nuestro. Si usted conociera el barrio donde él ha vivido, ahí se daría cuenta cuál es el origen, el medio social y económico en que se ha movido.
No tiene nada que ver con el común de la gente. No es solo los ricos o la clase alta, es mucho más que eso.
Es un núcleo muy minoritario de la Argentina. Siempre hay ricos en todos lados, siempre hay poderosos en todos lados, pero le voy a contar una anécdota que me contó una hija de Hugo del Carril que vive en el exterior.
Se me acercó un día, todavía Macri no era presidente y me contó la historia.
–¿Qué le contó?
-Me dijo “yo lo conocí a Macri desde chico, porque nosotros teníamos una casa en barrio Parque, en Palermo chico y sabe a qué se dedicaban él y sus amiguitos. Venían y nos tiraban la basura en el jardín nuestro, nos tiraban la basura por arriba del cerco que teníamos, nada más que porque éramos peronistas”. Y agregó: “Está criado de esa manera, para ellos era una diablura, pero para nosotros era una agresión para que nos vayamos del barrio, porque no pertenecíamos ahí”.
–La diferencia de clases…
-La diferencia de clases bien marcada, y eso te lo hace notar permanentemente. Fijate la forma que tiene de hablar, fijate la forma de expresarse, su enojo, son las cosas caprichosas del tipo que tuvo todo fácil y no acepta una contrariedad como la que se le planteó. Generalmente los políticos tenemos la mala costumbre de mentir, de prometer, y a veces uno no es consciente. Yo ahora no estoy con ningún cargo electivo, no uso la mentira, pero por lo general los políticos tienden a prometer, y eso es parte la mentira.
–Los políticos prometen un puente, incluso dónde no hay un río, decía Kruschev.
-(Sonríe) Sí, pero lo que quiero decir es que hay algunos que creen su propia mentira. Y cuando vos te creés tu propia mentira, estás listo. Y para mí, eso le pasó a Macri, creyó su propia mentira y se golpeó con la realidad.
–El plan económico que llevaron adelante, con las consecuencias que están a la vista, ¿fue impericia, fue planificado?
-Creo que nunca tuvieron un plan. Hasta tuvieron que ir al Fondo Monetario porque se les prendía fuego el rancho, entonces el Fondo Monetario les impuso un plan y eso fue más de dos años después de haber comenzado el gobierno.
Y nunca vinieron con un plan porque, justamente, esa prepotencia de los ricos y poderosos de “nosotros sabemos, somos el mejor equipo de los últimos 50 años”. Todas esas cosas, son una manga de chantas y sinvergüenzas que se quisieron enriquecer del Estado. Todo fue buscar hacer negocios, porque esa es su práctica a lo largo de los años, porque eso es lo que culturalmente han hecho y han entendido que el Estado era un espacio para enriquecerse ellos.
–La visión de “El Estado soy yo”.
-Exactamente. Mauricio creció en la casa de un padre que se dedicaba a la obra pública, cómo va a tener una visión distinta de eso. En una casa que se buscaba hacer negocios permanentemente para maximizar el lucro. Lo que fue su padre, eso aprendió de su casa, y su madre era una estanciera muy grande de la zona de Tandil, la familia de su madre, de ahí le llega toda la cosa agropecuaria de sentirse los dueños de la tierra y los dueños de la Argentina.
El producto de esa mezcla, eso es Mauricio. Y conozco a mucha gente que lo rodea que tiene esa idea, es gente que nunca trabajó, trabajaron en las empresas de los padres, pero nunca fundaron una empresa por ellos. Son algunos, pero la idea es “nosotros los empresarios, sabemos cómo se gestiona, cómo llevar adelante el país” y mirá el desastre que dejaron.
–Jorge, hubo rumores que indicaron que Miguel Pichetto podría ser expulsado del Partido Justicialista ¿tienen algún asidero?
-Lo leí ayer. Creo que el ánimo en el PJ está, pero la realidad es que el partido nacional es el partido de los gobernadores y los gobernadores están cada uno en su provincia tratando de ganar las elecciones.
El partido no se está reuniendo, se podrá reunir por una emergencia, pero no para tomar una decisión de esa. La decisión de expulsar la tiene que tomar el Congreso del PJ y los congresales están también en la campaña, por lo menos hasta octubre.
–¿Qué le pasó a Pichetto, usted puede analizar su decisión?
-Sí, lo conozco bien, yo trabajé mucho con él. Me cuesta mucho hablar de Pichetto porque yo trabajé con él en muchas cosas a lo largo de muchos años. El siempre ha sido muy leal con Cristina, muy leal con Néstor, muy leal con Duhalde, con Menem. Fue muy leal con el poder que ejerció el justicialismo, tiene un entrenamiento para todo eso. El fenómeno de Pichetto es un tema muy interesante para ver. Por eso creo que hubiera sido nefasto que Macri ganara y eso significara un triunfo para este Pichetto.
–¿Por qué nefasto?
-Porque entonces significaría que está todo bien, que podés hacer todo y ese todo tiene premio. Con lo cual se destruye lo que es la militancia, se destruye el idealismo y todo es igual.
Yo tengo una idea distinta, esto lo hablaba con mis hijas los otros días. Tengo dos hijas mujeres, peronistas naturalmente (risas), no militan. Y yo les decía: cómo te explico que no soy igual que Pichetto, que a mí no me da lo mismo ser candidato del peronismo o ser candidato del antiperonismo.
Eso es terrible para mí. Y eso que yo logro entender las actitudes que muchas veces tomó Pichetto, te puedo explicar por qué hizo lo que hizo ahora. Porque yo estaba casi seguro de que iba a hacer lo que hizo, lo venía viendo. Estaba entre él y Urtubey. Finalmente le tocó a él. Y eso para mí es terrible. Que él pudiera triunfar era un golpe frontal a la militancia que hice toda mi vida.
Los otros días me decía un tipo gracioso, “que terrible haber militado 40 años en el peronismo y terminar velado en el PRO”.
–Lo leí en las redes sociales.
-Es horrible, es la verdad y no puedo dejar de pensarlo. Porque más allá del destino, de la crueldad que eso implica, tener a alguien como Miguel, que haya actuado de ese modo, sigue siendo secretario político del Consejo Nacional, donde estamos nosotros y es el candidato a vicepresidente de la fuerza opositora.
Y nadie puede decir que no le dieron lugar en el peronismo, eso es mentira, el peronismo le dio lugar siempre.
Además, él era presidente del bloque de senadores, antes fue diputado nacional, fue todo lo que quiso, y eso se lo permitió el peronismo.
Me parece una ingratitud muy grande que haya actuado así, en una posición muy egoísta y eso pone en crisis algo mucho más profundo todavía. Que es la vigencia del sistema de partidos en Argentina.
–Puede explicarlo…
-La sociedad se ordena a través de estructuras intermedias, sociedad de fomento, empresas, familias, usted tiene distintas formas de integración. Para la representación política, las formas de organización de la sociedad son los partidos políticos. Además, porque lo dice nuestra Constitución.
Esto que significa, que si vos hacés prevalecer los liderazgos personales por sobre las instituciones, vos estás produciendo un retroceso respecto a cómo debe organizarse naturalmente la sociedad.
¿Y por qué digo esto? Si vos me hablás de la Unión Cívica Radical estás hablando de un partido estructurado, con sus cosas buenas, sus cosas malas, sus dirigentes…
–Con su historia centenaria.
-Con toda su historia y que responde a un sentir de la sociedad. El PRO se armó como una estructura que adhiere a un liderazgo que era el de Macri y un par de gente cercana a él, como Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal.
Ahora vos le sacás a ese liderazgo de Macri y eso se destruye. Por eso Macri volvió a ser el candidato, no podía ser de otro modo, porque el elemento aglutinante es Macri y el PRO no es lo mismo con Macri que sin Macri.
Acá tenés que atender a la realidad de la organización de los partidos. Si la Argentina no se estructura a través del entendimiento de oficialismo y oposición y va fijando las pautas para organizar la sociedad, es muy difícil construir una representación política genuina y saludable para la vida del país.
–¿La democracia necesita de partidos fuertes, de un radicalismo fuerte?
-Creo que tiene que ser el radicalismo y si no fuera el radicalismo por peleas internas, debería ser un partido que exprese el sentimiento del radicalismo. Lo mismo en el caso del peronismo, si no existiera el peronismo alguien tiene que expresar esas mismas ideas y ese mismo sentimiento.
–Usted habla mucho de militancia, de ideas, de sentimientos en un siglo que parece estar regido por el pensamiento único, la muerte de las ideologías, ¿por qué empezó a militar?
-Comienzo contándote cómo me hice peronista. Yo me hice peronista de una manera natural, porque no se ocurría ser otra cosa. Porque mi casa era peronista, mi papá había colaborado con Perón cuando yo era muy chico, mis amigos del barrio eran peronistas y sus padres también. Yo salía a la calle, me acuerdo que en aquella época los colectivos tenían una parada con un poste de madera, y cuál era el jueguito que teníamos. Con una moneda grabábamos en el poste la PV…
Yo no sabía que la PV era Perón vuelve.
–¿Después de la revolución libertadora?
-Sí, yo era chico y Perón había caído. Yo nací en el año 1947. Iba al club y en el espejo con un jabón grabábamos la PV. Si usted me dice si ese era el contenido de la lucha revolucionaria, lo entendí después. Pero cuando era chico ese era el símbolo de rebeldía de mi generación.
Nosotras peleábamos contra la sociedad injusta en el peronismo, no se me ocurría otra cosa. Y lo mismo los chicos que estaban conmigo, el peronismo era nuestra cosmovisión, nuestra cultura.
Y después, empezamos a militar de una forma más orgánica. Y no era fácil, el peronismo estaba proscripto, perseguido, me acuerdo los carteles del Plan Conintes.
–En la época de Frondizi…
-Sí, había activistas que se perseguían con ese plan. Y yo empecé a militar orgánicamente en 1962. La primera vez que milité fue en la campaña de Andrés Framini, candidato a gobernador de Buenos Aires. Ahí aprendí a pegar carteles, era chico (sonríe), pero comencé a entender la militancia en tercer año del secundario y ahí entré a la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundario. Fui al colegio Sarmiento, aquí en la capital.
–¿Sus padres a qué se dedicaban?
-Mi papá era contador público, había trabajado en la nacionalización de los ferrocarriles y de los servicios públicos con Ramón Cereijo en el Ministerio de Hacienda (desde 1946)
En 1955 lo echaron como a tanta gente. Mi papá cuando estudió en la universidad militó con Antonio Cafiero para que te des una idea. Un día Cafiero juntó a sus compañeros de facultad y mi viejo fue a esa cena. Y Cafiero no podía creer que mi viejo fuera mi viejo, porque yo nunca le había dicho nada.
Mi historia tiene que ver con eso, estando en la Facultad entré en Guardia de Hierro.
Y al Gallego De la Sota yo lo conocí porque fue secretario académico de la Universidad de Córdoba y yo era asesor del rector de la Universidad de Buenos Aires. Y de ahí me acuerdo.
–¿Qué recuerdos tiene del regreso de Perón, qué sintió en ese momento?
-(Suspira) Para mí fue una cosa épica inolvidable. Recuerdo ese día, llovía, yo fui uno de los que caminé toda la noche hasta Ezeiza. Estoy hablando de la primera vez, cuando vino a Gaspar Campos, recuerdo que llovía tanto que tenía la camisa “Grafa”, totalmente mojada.
Y me acuerdo que paramos en un lugar, que era algo de la Iglesia para refugiarnos y había una estufa y yo me saqué la camisa, la puse encima de la estufa y me acuerdo del humo que salía (risas).
Fue una cosa épica inolvidable, me acuerdo que había militares que pasaban saludando por la alegría del regreso de Perón. Y eso que los militares eran enemigos, pero algunos pasaban arriba de los camiones, con sus uniformes, festejando, y nosotros íbamos caminando, era una columna enorme rumbo a Ezeiza. Era la épica del retorno, si nos habíamos criado con eso. Para los que veníamos de esa épica, era el avión negro, que lo habían dejado parado en Brasil en la época de Illia. Tengo presente todo eso.
–Y la segunda vez que regresó, que fue la llamada masacre…
-Hay compañeros que se dedicaron a estudiar eso de la masacre y parece que no fueron tantos los muertos como dijeron. Aldo Duzdevich, un historiador, me dijo a mí que hubo 12 o 13 muertos y no los que en principio se dijeron.
Yo estuve en Ezeiza, y me acuerdo que sentía un ruido (imita una especie de silbidos) y eran las balas, yo no sabía que eran las balas.
Después lo entendí. Y yo estuve ahí, con millones de compañeros.
–Hay un sector duro del oficialismo que dice “hay que salvar la República para que no vuelvan los montoneros”.
-Eso no tiene nada que ver. Los montoneros se terminaron hace muchísimos años. Se terminaron como organización política, cuando durante el gobierno militar vino la contraofensiva. Es querer anatematizar a los jóvenes o a una generación de compañeros. A eso no le asigno importancia, creo que es una demonización gratuita.
–¿Qué va a pasar con el fiscal Stornelli?
-Yo no lo quiero a Stornelli, alguien que amparado en la confianza personal le hace una cámara oculta, para meterlo preso, a su propio abogado para mí se terminó. Y no quiero opinar más sobre él.
–¿En qué situación se encuentra el juez Ramos Padilla en el Consejo de la Magistratura?
-Tiene denuncias en su contra tanto él como el padre, pero ninguna de esas imputaciones resultan serias y consistentes de acuerdo a mi punto de vista. Se están sustanciando.
–¿En qué estado se encuentra la relación con el PJ cordobés, fundamentalmente con Schiaretti, hay acercamiento como se rumorea?
-Mire, yo creo que estamos viviendo un proceso que está muy bien graficado en el acto de cierre de campaña que el peronismo hizo en Rosario. Creo que esa foto de todos los gobernadores, más Sergio Massa, al pie de la Bandera, es una foto que no veíamos hace mucho tiempo dentro del peronismo. Creo que es inevitable esa convergencia política de todos los gobernadores. Usted me hizo una pregunta ¿y Schiaretti?
Y yo le pregunto ¿y dónde va a ir, si no queda ahí? Ese planteo unitario, fíjese en el desastre político que terminó en la provincia de Córdoba.
Va a terminar junto a los que fueron sus compañeros antes.
–¿El peronismo realmente ha logrado la unión que necesitaba?
-Vamos camino a eso. Estamos mejor que lo que estuvimos en 2011. La última gran performance, que recuerdo fue la de Cristina ese año. Ahí sacamos el 54%, en aquel momento nosotros obtuvimos ese guarismo con Adolfo por afuera. Lo cual te demuestra que el peronismo está acá.
–Entre la nueva generación que viene emergiendo, ¿a quiénes destacaría?
-Habría que ver provincia por provincia, en Córdoba lo tienen a Martín Gill, a Martín Llaryora, el mismo Caserio, aunque es de otra generación. Se viene un cambio generacional, en Buenos Aires lo tenés a Axel que es un fenómeno y muchos pibes fantásticos que yo no conozco. Hijos de amigos míos, chicos bien preparados, con mucha seriedad, es muy interesante. Intendentes jóvenes, muy preparados.
El peronismo tiene una gran potencialidad en generación de nuevos cuadros que pueden organizar el país. Por eso hubiera sido muy malo que hubiera triunfado Pichetto.
Imaginate todos estos pibes que hubieran visto ese espejo, hubiera sido muy deprimente.
–¿Es un hombre soñador, qué sueños tenía de niño?
-Sí, por supuesto que soy soñador. Soñaba con cosas que quería hacer, soñaba con ser un héroe, me gustaba el mundo de los artistas, ser un artista, esas cosas que sueñan los chicos, cosas que me llevaban a la felicidad.
–¿Y ahora con qué cosas sueña?
-Sueño con un futuro con mi familia, con mis chicos, con mis nietos, cómo van a crecer. Sueño con cómo va a ser mi país, cómo se proyectan las realidades de hoy.
–Una definición de Cristina, usted la conoce desde hace muchos años…
-Una gran luchadora. Ha sido una gran luchadora, ha luchado por sus hijos, por su marido, por su país, por su provincia. Ha luchado por sus ideas, por las leyes. No se me hubiera ocurrido nunca definirla así, pero sí, es una gran luchadora, llena de sueños que los ha materializado.
Y es una gran castigada, no solo por haber perdido a Néstor como su compañero, por todas las desventuras que pasó, por los problemas con su hija que se la agarran con alguien más débil, todas esas cosas me parecen terribles.
–¿Dónde estaba cuando murió Néstor?
-(Pausa) Había salido a caminar. Me acuerdo perfectamente, me enteré de casualidad que algo pasaba, me llamó un periodista de radio Mitre y me preguntó si sabía algo sobre que lo habían internado a Néstor. No me vengas a decir que se murió Néstor, tomátela, le contesté. Y después, yo venía escuchando música, el director de radio Nacional lo anunció. Y pensé. “tenía razón el periodista, se murió Néstor”. Sentí una gran tristeza y me acuerdo de esto: cuando pasé de ida había un jardinero que estaba cortando un cerco y cuando el hombre me vio venir, era un vecino, me dijo “Don Jorge quién nos va a proteger a nosotros, qué hacemos ahora.” No me olvido más de eso. ¿Quién nos va a proteger?
–¿Cuál fue el momento más feliz y más triste de su vida?
-(Pausa, suspiro). Seguramente las muertes fueron los momentos más tristes, la pérdida de mis padres, la pérdida de los seres queridos. Y los más alegres, muchos momentos, soy un agradecido de la vida. Esta semana compré una estadía para pasar Navidad juntos con toda la familia. Muchos momentos, el nacimiento de los hijos, de los nietos. Momentos muy dulces y los nietos me hacen muy feliz, si tuviéramos tiempo le estaría mostrando las fotos de mis nietos y de mi familia (risas).