Los ideales nunca dejarán de cantar
¿Dónde van los ideales cuando son fusilados en el paredón mancillado del Poder? ¿En qué fosa común son enterrados? ¿O son arrojados tal cual desechos al río?. Tal vez se convierten en almas vagabundas recorriendo las alcobas de esos seres, que en un tiempo pasado lucharon por ellos y en un tiempo no tan lejano los arrojaron a la hoguera en una cacería de brujas.
¿Dónde van, si van?.
Deshojarán margaritas en los jardines de los desmemoriados, tal vez.
Se filtrarán entre las ruedas de los carruajes vacíos conducidos por sus propios verdugos, quizás.
Se esconderán entre el polvo de algún libro de Sartre o llorarán sin consuelo en la carátula del manual de un gurú del marketing.
¿Le hablarán al oído a uno de los suyos que por un par de monedas se convirtió en Judas, o buscarán refugio en los millones de seres despojados de todo?
¿Dónde van, si van? ¿Dónde van si vienen?
Porque en definitiva, y recurro a Tagore, “la muerte canta noche y día su canción sin fin”.
Y los ideales nunca dejarán de cantar. Nunca.
Imagen: Willgard en Pixabay