Sí, a los 36 años de democracia

En 1983, y después de una etapa negra que dejó miles de desaparecidos, recuperamos la democracia. Una democracia que no hemos perdido, que seguimos sosteniendo, que continuamos celebrando.

“Desde 1862 hasta el triunfo de Raúl Alfonsín en 1983, durante aquellos 121 años la Argentina sólo había vivido en total 26 años en democracia plena sin fraudes, proscripciones ni golpes.” Sintetiza en uno de sus escritos el historiador Felipe Pigna.

En 121 años, solamente 26 tuvimos democracia plena. Entre 1862 y 1916 rigió un régimen de exclusión social y económica que tenía su correlato político en una trama de pactos entre las élites que se alternaban en el poder y abusaban del fraude electoral. El año 1862 fue el de la unificación nacional, la batalla de Pavón y el comienzo de las denominadas presidencias históricas.

El 4 de setiembre de dicho año fue electo presidente Bartolomé Mitre. Sólo el 1% de la población (14.000 personas de una población de 14 millones) votó y por electores se decidió al titular del Sillón de Rivadavia. De los 156 electores, 23 no votaron y el resto apoyó a Mitre y a Marcos Paz como vice.

A Mitre lo sucedió Domingo Faustino Sarmiento. Nuevamente los votantes se ubicaron en el 1% de la población. Los liberales mantenían sus enfrentamientos y en ese marco se disparó la revolución de 1874, en ese momento el general Julio Argentino Roca, que llegaría luego a presidente, estaba en Villa María.

El triunfador fue el Partido Autonomista Nacional, de corte liberal conservador, cuya figura principal fue el general Julio Argentino Roca. Dicho partido gobernó hasta 1916 con Nicolás Avellaneda, Juárez Celman, Sáenz Peña y dos veces el propio Roca. Fue una etapa de consolidación del modelo agro exportador.

En 1916 se realizó la primera elección, bajo la Ley Sáenz Peña, que estableció el sufragio universal obligatorio y secreto, que no fue tan universal porque permitía únicamente el voto masculino y basado en el padrón del servicio militar obligatorio.

Se impuso el radical Hipólito Yrigoyen, referente del principal partido opositor al gobierno conservador. Yrigoyen obtuvo el 47,25% de los sufragios. En 1922,  lo sucedió Marcelo T de Alvear.

Desde 1930 hasta 1976 hubo seis golpes de Estado que lograron su cometido: 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Hasta aquí una síntesis que profundizaremos en otras notas con ciertos acontecimientos que marcaron nuestra historia.

En 1983, y después de una etapa negra que dejó miles de desaparecidos, recuperamos la democracia. Una democracia que no hemos perdido, que seguimos sosteniendo, que continuamos celebrando.

Por estos días se escucharon algunos delirios impulsando la independencia de la Argentina central “amarilla”, despreciando a la azul que denominaron Peronia del Norte y del Sur.

Volver al siglo XIX, a las luchas intestinas, a la guerra civil, a los pactos de las élites, no parece ser la motivación de la mayoría de la sociedad argentina que ya sufrió demasiado.

La mayoría de los argentinos deseamos vivir en armonía, defendiendo la democracia que nació el 30 de octubre de 1983 con la figura de Raúl Alfonsín recitando el Preámbulo de la Constitución nacional que nos recuerda que su objeto es “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino.”

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