La campaña del nunca acabar en un mundo enfermo

 

Pasó el año electoral.  Pasó hace varios meses y un minúsculo sector ya está pensando en las elecciones del año que viene. La campaña del nunca acabar en un mundo enfermo. El cuento de la buena pipa o de la mala pipa.

Con el dolor de ya no ser, arremeten contra el gobierno democrático. La anti política se sostiene, con todas sus trampas. Entre bambalinas se enfrentan la astucia del zorro y la fuerza del león. Bajo la carpa del circo, buscan protagonismo los equilibristas, los domadores, los payasos y los dueños de la carpa, generalmente alejados de la arena.

 La anti política apuesta al odio, más que al amor, es su carta más valiosa, el as bajo la manga del poderoso. O del oso sin poder.

Juegan los grandes medios, juegan los trolls, juegan los mercenarios, juegan los sentimientos positivos y negativos. La perversidad y la mentira tienen su show personal. Todo se cocina en la gran olla del Poder real, que por una letra se diferencia de Joder, su principal motivación.

Nos están jodiendo y lo sabemos. Están jodiendo al gobierno democrático en plena pandemia y lo sabemos.

Los usurpadores de la política atacan, difaman, mienten. Todo se cocina a fuego lento y no tan lento. Con un poco de observación veremos los que hablan bajando la vista, los que se contradicen, los que huyen de las preguntas comprometedoras, los que intentan parecer buenos sin fundamentos, los que tienen fama de malos sin fundamentos.

Con un poco de observación descubriremos a los cómplices de la gran mentira, los que nos pintan una realidad inexistente, los que nos quieren convencer que estábamos en el Paraíso y ahora estamos en el Infierno.

Es la política de la anti política.  El terreno donde todo vale, la crueldad, la hipocresía, la impunidad. 

Es la política, dicen algunos para justificar.

“La palabra política se ha manoseado tanto que significa todo y no significa nada”, decía Galeano.

Una gran verdad, la política fue manoseada, degradada, humillada por personajes que no conocen los códigos elementales de la herramienta necesaria para transformar y mejorar la vida de los pueblos.

Personajes que recurren a las prácticas más oscuras para lograr sus fines. Seres que menosprecian la vida y utilizan los muertos.

Navegantes de un buque fantasma que olvidaron el debate de ideas y siguen intentando profundizar la grieta. Esa grieta que necesitamos ir cerrando poco a poco para salir adelante, para reconstruir el tejido social, para tener mejor justicia y un país de pie, tras la invasión de un virus que dejó al mundo en terapia intensiva.

Necesitamos resucitar la política. Esa que nos llevó a recuperar la democracia en 1983.

Necesitamos que todos los dirigentes, con sus diferencias de pensamiento, tengan la madurez necesaria para anteponer los intereses del país a las ambiciones personales.

Lo necesitamos en forma urgente. Para proteger la vida, para cuidar la paz, para evitar que la violencia se interponga en nuestro camino.

Es imposible predecir si viene un mundo distinto. Pero, sí podemos afirmar que cuando esta tormenta pase, como escribió Haruki Murakami, no seremos los mismos que entramos en ella.

No seremos los mismos.

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